En anteriores ocasiones te hemos ido mencionando las utilidades de las placas de metacrilato en en Baleares, pero nunca hasta ahora nos habíamos preocupado de hablar del propio material sobre el que trabajamos. De modo que vamos a detenernos por unos instantes en los orígenes del metacrilato.

Fue en los últimos años del siglo XIX cuando en EE.UU. se ofreció un sustancioso premio en metálico para la persona o empresa que fuera capaz de idear y producir un material con el que pudieran fabricarse bolas de billar, pues el marfil, el material que se empleaba para fabricarlas, comenzaba a escasear. Como resultado de ese concurso que, por cierto, ganó un nuevo material llamado celuloide, empezaron a investigarse la fabricación de diferentes polímeros artificiales como el nylon, la baquelita, el polietileno, el poliestireno.

Uno de estos nuevos polímeros, el polimetacrilato de metilo, se distinguía de los demás por su extraordinaria dureza, sólo algo menor que el vidrio, y por su gran transparencia. Sin embargo, aún tuvieron que pasar varias décadas hasta que una industria alemana comercializara un producto llamado Plexiglas. Con el estallido de la II Guerra Mundial, el Plexiglas, por su ligereza y transparencia empezó a ser utilizado por la industria aeronáutica.

Al término de la guerra, se abrieron fábricas de metacrilato en todos los continentes, desde las que se empezaron a fabricar todo tipo de objetos en este material: faros para coches, expositores comerciales, muebles e incluso placas de metacrilato en en Baleares.

En Francisco Seguí García llevamos más de dos décadas trabajando el metacrilato en decenas de presentaciones.